Paula es la antítesis de la soberbia, sonríe, es educada, habla con pulcritud y su voz suena agradable. Paula es atenta y nunca se muestra deprimida, parce un escudo inquebrantable de firmeza.
Sin embargo, Paula está enferma. Paula es un anillo de oro falso, que se vende como reliquia antigua pero no vale su precio.
A Paula no le gusta cuando se corta la luz, pero no le teme a la oscuridad. Se oculta en sus sueños cuando quiere estar sola y, en una burbuja de plástico, esconde sus secretos.
Paula conserva un muerto en el ropero, en su sentido metafórico. Ella tiene un secreto que no se anima a contar, pero a veces lo confiesa por las mañanas, antes que el reloj marque el comienzo de otro día de rutina.
Paula ayuna por las tardes, y desayuna un café con leche, aunque compra también las medialunas. Las tostaditas de la merienda y el desayuno fueron reemplazadas.
A Paula la están consumiendo la imagen, la rutina, la soledad y el desencanto de una frívola sociedad cada vez más materialista.
Paula está enferma porque quiere buscar otros caminos, pero sabe que hay cadenas que no se pueden cortar porque se impregnaron a su piel haciéndola parte de este juego macabro, de este ritual material que rinde culto a lo que ella odia. A lo que la está matando.
Sin embargo, Paula está enferma. Paula es un anillo de oro falso, que se vende como reliquia antigua pero no vale su precio.
A Paula no le gusta cuando se corta la luz, pero no le teme a la oscuridad. Se oculta en sus sueños cuando quiere estar sola y, en una burbuja de plástico, esconde sus secretos.
Paula conserva un muerto en el ropero, en su sentido metafórico. Ella tiene un secreto que no se anima a contar, pero a veces lo confiesa por las mañanas, antes que el reloj marque el comienzo de otro día de rutina.
Paula ayuna por las tardes, y desayuna un café con leche, aunque compra también las medialunas. Las tostaditas de la merienda y el desayuno fueron reemplazadas.
A Paula la están consumiendo la imagen, la rutina, la soledad y el desencanto de una frívola sociedad cada vez más materialista.
Paula está enferma porque quiere buscar otros caminos, pero sabe que hay cadenas que no se pueden cortar porque se impregnaron a su piel haciéndola parte de este juego macabro, de este ritual material que rinde culto a lo que ella odia. A lo que la está matando.
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