Los ojos de Paula son marrones, su rostro es llamativo y se parece, dicen, a Audrey Hepburn, pero no es tan delgada. Es una mujer que pasea por la calle como si no hubiera nadie más pasando por ahí, caminando cual reina sin corona.
Paula vive en su departamento soñando con mudarse a Londres algún día, piensa dejar de fumar cuando cumpla los veinte y también espera enamorarse de alguien más o dejar de sufrir porque no tiene lo que quiere.
Paula sabe que no está bien porque su cabeza es un lío. A veces sueña con un beso, otras tantas con un muerto, además se mira en un espejo y no se reconoce en las fotos porque olvidó cómo era su sonrisa y qué era lo que la hacia reír.
Paula es alguien que desea y deja mucho que desear.
Paula vive en su departamento soñando con mudarse a Londres algún día, piensa dejar de fumar cuando cumpla los veinte y también espera enamorarse de alguien más o dejar de sufrir porque no tiene lo que quiere.
Paula sabe que no está bien porque su cabeza es un lío. A veces sueña con un beso, otras tantas con un muerto, además se mira en un espejo y no se reconoce en las fotos porque olvidó cómo era su sonrisa y qué era lo que la hacia reír.
Paula es alguien que desea y deja mucho que desear.
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