En algún momento todos caemos en lágrimas y tristeza. A todos, en algún momento, se nos hizo ese nudo infernal en la garganta. Nos quedamos estáticos, sin palabras, duros, sumisos, nos falta sólo la palidez en el rostro. Bueno, bienvenidos a los interesados, a entender mi mal momento, mi angustia. Abro mi mente, transcribo en pocas palabras el dolor del corazón, aunque en estas palabras tan... vacías (yo estoy vacía) no se puede expresar todo. Sin embargo, es mí 19 de Mayo, y mis recuerdos no me los borrarán jamás.
El 19 de Mayo se cumplen dos años del fallecimiento de mi Mamá. La extraño muchísimo, me hace falta desde oir su voz hasta sentir sus abrazos. El cáncer tiene esa cosa incurable que se trasmite a los que seguimos vivos, porque este dolor que nos quedó, este vacío es tan incurable como el cáncer.
El 19 de Mayo se cumplen dos años del fallecimiento de mi Mamá. La extraño muchísimo, me hace falta desde oir su voz hasta sentir sus abrazos. El cáncer tiene esa cosa incurable que se trasmite a los que seguimos vivos, porque este dolor que nos quedó, este vacío es tan incurable como el cáncer.
"Cuando murió, se me dio por rodearme de todas las cosas que mamá adoraba. Me gustaba recordarme a mí misma que mi mundo no se había desmoronado por completo. A veces todos necesitamos tanto pegamento como podamos conseguir, sólo para no caernos a pedazos.
Con cincuenta y un años de edad, papá era demasiado joven para perder a su esposa. Con diecisiete, mi hermana y yo éramos demasiado jóvenes para perder a nuestra madre. Con cuarenta y nueve, ella no tendría que haber perdido la vida, pero el cáncer, el ladrón de segundos, inadvertido hasta que fue demasiado tarde, se la arrebató a ella y a todos nosotros".
No hay comentarios:
Publicar un comentario