Mami:
Te echo de menos y quiero abrazarte. Como sé que no puedo hacerlo, me conformo con dormirme soñando nuestras vivencias juntas. Hace tres años ya que no te veo ni escucho tu voz, pero eso no quiere decir que no te recuerde cada día que pasa, cada momento difícil, cada momento tranquilo. Todo el tiempo me pregunto cómo serían las cosas si hoy estuvieras con nosotros.
No puedo modificar lo que sucedió. La muerte es algo inevitable, pero también es inevitable preguntar 'por qué a vos'. Este mes no tengo ganas de nada. Y no me sale nada bien, así que sólo me voy a sentar a extrañarte.
Allá, donde estés, nunca olvides lo mucho que te quiero.
P.D.: Te quiero mucho, hasta el Cielo, como solíamos decir.
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