Te cortás, dejás de hablar con tus amigas de toda la vida porque tenés un pico de estrés altísimo. Estás al borde del desequilibrio emocional pero no importa. Te colgaste y las excusas son baratas, son mentiras y no sirven. El desorden de mi habitación en este momento refleja el desorden de mis ideas y el confuso orden de mis prioridades.
Qué más da, no me cuesta pedir perdón, pero ¡vaya! la hipocresía de esas personas que se hacen llamar amigas. Yo sólo quiero irme, perderme por ahí, empezar de cero. Sin nada, sin nadie.
Si total, lo que quiero no lo tengo. ¿Qué importancia tiene lo demás?
Qué más da, no me cuesta pedir perdón, pero ¡vaya! la hipocresía de esas personas que se hacen llamar amigas. Yo sólo quiero irme, perderme por ahí, empezar de cero. Sin nada, sin nadie.
Si total, lo que quiero no lo tengo. ¿Qué importancia tiene lo demás?
"Seres desiguales no pueden pensar de igual manera. Siempre habrá evidente contraste entre el servilismo y la dignidad, la torpeza y el genio, la hipocresía y la virtud"
José Ingenieros
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