A Paula le pone de mal humor la gente. Su burbuja de espacio, su mundo privado, su pedacito del mundo se vuelve odioso cuando lo invaden tan sólo con una charla absurda y ella no tiene ganas de hablar. Paula se pone furiosa y luego nerviosa muy fácilmente. No la molesten, no se acerquen, Paula es una quimera.
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